¿Tan paupérrima puede ser la vida de alguien que necesitas
un amor adictivamente pasional para suplantar la carencia de vitalidad, euforia
y satisfacción personal por lo que espera recibir de ese amante a pesar de que
en repetidos lapsos intermedios le deje afectado o, como suele suceder,
finalmente destruido(a) a nivel emocional?
No, no me estoy refiriendo a la pasión moderada, la que se
traduce con enamoramiento que viven la mayoría de personas, sino a la pasión
desenfrenada, aquella que se vuelve cada vez más difícil de desprender aun
cuando eso implica vulnerar tu bienestar… De aquellos amores montaña rusa, de
aquellos que te llevan hasta el cielo e inmediatamente después -casi con una predictibilidad
muy evidente- te hacen sentir en el mismo infierno emocional. Tanto como
lograron encantarte por su lado luminoso y brioso, aquella que de manera
milimétrica supieron mostrar al inicio de la relación, pueden luego lograr
desmoronarte a pedazos con su lado encubierto y bajeza…